El calentamiento global ha motivado distintas medidas para mitigar sus efectos. En este contexto, Chile ha logrado importantes avances en la implementación de las llamadas Energías Renovables No Convencionales (ERNC), teniendo como objetivo para el 2050 que un 70% de la energía producida en el país sea a través de estas fuentes. Es así como en la última década se ha visto un crecimiento sostenido de parques eólicos y solares. Estos últimos han tenido gran auge en la zona norte del país gracias a sus favorables condiciones de radiación solar.
Los parques solares fotovoltaicos, en particular, llegan a contener en total más de 14 millones de celdas de silicio, un material que tarde o temprano debe ser descartado, en este caso, cada 25 años, aproximadamente. Esta situación deja abierta la pregunta de dónde irán a parar estos paneles una vez desechados.
Iván Rosas, ingeniero civil eléctrico y magíster en ciencias de la ingeniería eléctrica de la Universidad de Chile, advierte que en la mayoría de los casos estos llegan a parar a los desiertos, pese a que en otros países son considerados como desechos peligrosos. “En realidad nadie sabe en el mundo cómo es que esto se degrada en la naturaleza”, advierte.
Esta realidad amenaza con transformarse en un problema mayor hacia el 2030, año en que se calcula sucederá un recambio masivo de la mayor parte de los parques fotovoltaicos en el país. Según Rosas, esto dará lugar a una crisis en el manejo de residuos a nivel nacional. "De aquí al 2030 podemos empezar a ver las primeras salidas de paneles en gran volumen y para el 2050 podemos tener cerca de 1 millón de toneladas acumuladas”, recalca el ingeniero civil eléctrico.
Una perspectiva que también comparte Juan Pablo Romero, ingeniero civil mecánico de la Universidad de Chile, quien -al igual que Iván Rosas- realizó su tesis sobre la problemática del manejo de residuos de este tipo. “Desde el gobierno de Bachelet se busca que la matriz energética de Chile sea lo más sustentable posible, y quieren que para 2030 prácticamente todo sea sustentable. Gran parte de esa energía ahora se está concentrando en paneles solares fotovoltaicos que están siendo instalado en el norte grande de Chile”, señala.
La alternativa del reciclaje
Frente al dilema de qué hacer con estos residuos peligrosos, Romero propone que estos sean reutilizados en usos más cotidianos, como en casas y alumbrado público. “La eficiencia que requiere un panel solar para estar operativo en una planta es de 80%, pero ese panel igual puede servir”, explica.
Sin embargo, también admite que, dado lo delicadas que son estas celdas fotovoltaicas, este tipo de acción resulta minoritaria. “Cuando un panel solar se manipula, se quiebra, y cuando se quiebra el vidrio ya no hay nada más que hacer con ese panel, que es bastante delicado”, añade.
Es por ello que el director del Centro de Energía de la Universidad de Chile, y quien fue profesor guía de la tesis de Iván Rosas, Rodrigo Palma, enfatiza en el reciclaje y recuperación de materiales. “Chile podría proyectarse en toda una aventura, podría proyectarse como un país que sea especialista mundial en recuperación de material”, propone.
Esta propuesta plantea una transición desde un sistema extractivista a una economía circular que aproveche materiales, los que -advierte Rosas- no son eternos y que eventualmente se acabarán. “Vamos a volver en 100 años a nuestro cementerio de paneles solares porque nos van a resultar muy valiosos“, proyecta.
Es por ello que Rodrigo Palma ve la recuperación de materiales como la gran solución al problema de manejo de residuos fotovoltaicos. “De manera de que cuando se llegue a este 2035, vamos a tener mucho material que recuperar. De hecho, estaríamos posicionados como un país que sea muy atractivo para hacer toda esta pega de recuperación de materiales con energía cero emisiones", indica.
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